domingo, 11 de enero de 2009

Carta a Beetohoven




Ay.. querido amigo ( permíteme hablarte así delante de la gente) estoy seguro que tu ya sabias que ibas a ser un genio , estoy convencido que si. Venias de una familia musical pero lo tuyo era totalmente diferente  seguramente desde que estabas dentro de María van Beethoven ya sentías los ruidos del exterior , seguro que esos primero ruidos ya te hacían vibrar un poco. Naciste humilde  y eso te hizo que tu padre que tan emocionado estaba con Mozart se obsesionara con que fueras un virtuoso , pero tú no eras un fenómeno de la naturaleza como él , tú eras un genio pero te costó su trabajo. Te quedabas dormido en clase como si te viera , ¡Pero si te levantaban a la noche para que tocarás para sus amigos y presumir de hijo! La verdad es que tu infancia no fue nada fácil,  pero tu juventud menos,  cuando empezaste a alzar el vuelo viajando con el conde Waldstein y conociendo a Mozart te llega la noticia de la muerte de tu querida madre y no sólo eso ,tu padre está metido en la cárcel por alcoholismo y tú debes encargarte de la manutención de tus hermanos , digamos que no es que tuvieras suerte. Pero eras una buena persona y pronto te sonreirá la vida y volverás a viajar a Viena y a ser reconocido , tocabas con la seguridad del que sabe que sus dedos fluyen por las teclas traduciendo lo que su mente quería decir.  En tu época no existía cardiografías pero estoy seguro que con solo ver las notas en el pentagrama de una de tus obras podría adivinar la intensidad del latido de tu corazón y si me apuras la lucidez de tu mente. Y de latidos y sonidos bruscos se hizo tu mundo porque solo eso podías ya escuchar , te afectó, y mucho ,pero como desde que naciste supiste que eras un magnífico creador no te dejaste vencer por ella y esquivaste al suicidio de la mano del arte. Por eso emocionas tanto y desde el claro de luna constante y melancólico hasta la Novena Sinfonía que es casi como describir el paraíso impregnas y traspasas casi dos siglos después. Yo que tuve el privilegio de cantar esa novena sinfonía la recuerdo como una de mis mejores experiencias. Y te fuiste en una cama , descansando de tantas emociones dadas al mundo pero con la tenacidad y energía del que desafía a un rayo en la noche de su muerte y después de la victoria… la noche llora con lágrimas congeladas. Tu ya estás en el Elíseo y yo desde el terreno de los mortales te sigo escuchando y admirando. Atentamente, Jose.

3 comentarios:

Alfonso Saborido dijo...

Original entrada, sí, señor. Al gran Beethoven. La novena sinfonía es una preciosidad (¿se habrán enterado los europeos que es su himno, y los españoles que no es una canción de Miguel Ríos?), sin embargo me quedo con el Claro de Luna, o el Para Elisa...

Aspasia89 dijo...

espero que este finde vuelvas a escribir!!!

Un cura dijo...

Preciosa entrada. No conocía el blog, acabo de descubrirlo por casualidad navegando y me ha gustado.
Enhorabuena.